Parar, disfrutar y seguir trabajando


 









Hoy escribe... Camila Mele, integrante del Comité Ejecutivo del CEDELI


Parar, disfrutar y seguir trabajando

A lo largo de diferentes aportes en este espacio hemos estado hablando de como definir objetivos, como alcanzarlos, también hemos hablado acerca de cómo organizarnos para poder desarrollar las actividades que necesitamos, que se relacionan con un pensamiento complejo y una visión prospectiva. En esta pequeña intervención la mirada es un tanto diferente, se podría decir que se transforma en un enfoque filosófico y emocional. Me resulta de vital importancia destacar lo valioso de detenernos a disfrutar y festejar nuestras victorias.

Hablamos habitualmente acerca del pensamiento a largo plazo y su importancia para definir metas a mediano y corto plazo que nos ayuden en la consecución de diferentes objetivos, estos tienen que ver con nuestra vida profesional o personal y van en función de la construcción de un futuro lejano. En esta construcción podemos perder de vista los pequeños logros que vamos alcanzando, es por ello que me gustaría que nos detengamos en poder darle importancia a festejar y ser conscientes de nuestras victorias a corto plazo. Por ejemplo, si yo deseo terminar una carrera Universitaria es importante centrar nuestra mirada en ese objetivo que quizás nos puede tomar 5 o 7 años, sin embargo, resulta igual de importante poder disfrutar de cada paso en la consecución del objetivo final. Por ejemplo, cada vez aprobamos una asignatura.

Poder disfrutar del camino mientras lo recorremos delimita claramente la delgada línea entre el pensamiento a futuro y la sensación de insatisfacción continua. Si no somos conscientes de que para alcanzar grandes objetivos se necesita inevitablemente de la concatenación de un conjunto de logros parciales, siempre vamos a sentir que no alcanza lo que hacemos o que nunca llegamos a lograr lo que queremos. El pensamiento prospectivo nos para en el lugar en el que queremos estar en el futuro, pero cuidado, no siempre los grandes resultados llegan tan rápido como necesitamos para calmar nuestras ansias de gloria.

El hecho de bajar el ritmo diario, detenernos y ponemos a pensar en el trabajo y el esfuerzo que nos ha costado alcanzar estos pequeños objetivos intermedios nos va a permitir reflexionar sobre el camino recorrido, las decisiones tomadas, los sacrificios realizados, las cosas que perdimos y las que ganamos para alcanzarlo. Así no solo tendremos la posibilidad de reconocer el resultado de nuestro trabajo y enorgullecernos de nosotros mismos, sino que también podremos tomar una postura retrospectiva para evaluar nuestro desempeño y así corregir y reforzar lo necesario para continuar.

Como mencionaba al principio de este breve texto, en esta oportunidad la mirada no intenta ser teórica ni expositiva, se vuelve personal, reflexiva y emocional. Sin embargo, me parece oportuno que todos en algún momento podamos darnos cuenta de lo valioso de nuestra fuerza de voluntad, el esfuerzo y el trabajo en función de objetivos claramente definidos y deseados. Buscando lograr la capacidad de ser plenamente conscientes en todo momento de los resultados que obtenemos y lo lejos que hemos llegado a pesar de aún no haber terminado de recorrer el camino.


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