El problema de hacer y no ser


 









Hoy escribe... Camila Mele, integrante del Comité Ejecutivo del CEDELI


El problema de Hacer y no Ser.

A esta altura de la historia ya sabemos que el ejercicio del liderazgo es una cuestión de SER de manera integral y no de HACER superficialmente. Si se me permite la simpleza de la comparación, me gusta pensar esta disyuntiva con un ejemplo cotidiano: ser líder no se consigue cual receta de cocina que indica un listado de ingredientes y utensilios que debemos conseguir, para luego seguir determinados pasos a cumplir con las instrucciones de preparación y cocción para el logro de un objetivo claro.

Si fuera así, todo sería mucho más sencillo y gran cantidad de nosotros gozaríamos de los beneficios del liderazgo en los diferentes ámbitos de nuestra vida. A diferencia de lo que se ha pregonado durante un largo tiempo, el liderazgo implica un primer recorrido interno y personal, para luego poder construir relaciones fructíferas que puedan derivar en la conformación y gestión de equipos de alto rendimiento.

Detengámonos un momento a pensar en la importancia de recorrer el camino del liderazgo como un compromiso que aborde todos los ámbitos de nuestra vida y que se desarrolle a lo largo de toda nuestra vida. Seamos más específicos, pensemos en el impacto que este compromiso produce en el funcionamiento de nuestros equipos de trabajo y como cambiarían los resultados que podemos obtener siendo realmente líderes.

Los equipos de alto rendimiento no se conforman de manera casual ni espontánea, el primer y principal elemento para su conformación es un líder en torno al cual se construirán las primeras relaciones, los integrantes del futuro equipo primero serán fieles y leales al líder para luego confiar y aventurarse al trabajo en equipo con otros integrantes. Con lo cual, los problemas con el rendimiento de los equipos, en reiteradas oportunidades, no se generan por ineficiencias del equipo sino del líder desde su conformación.

Teniendo en cuenta lo establecido hasta el momento podemos afirmar que, por un lado, uno puede aparentar el liderazgo durante algún tiempo con frases bonitas y actitudes enmascaradas, y hasta puede convencer a algunos de ello. Por otro lado, sabemos que para alcanzar el propio éxito precisamos del trabajo colaborativo con otros. Entonces, sin SER realmente un líder ese trabajo colaborativo raramente surgirá porque careceremos de capacidad para generar y gestionar equipos de alto rendimiento.

No SER líderes y HACER que lo somos nos sumerge en un mar de problemas del cuál será cada vez más difícil de salir. Seremos incapaces de aprender todo aquello que realmente necesitemos, de generar los resultados que deseamos, de desarrollar las relaciones que queremos y nos sean funcionales, de generar equipos, y un interminable “etc”.


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