El liderazgo como una relación de inspiración
Hoy escribe... Raúl Volker, integrante del Comité Ejecutivo del CEDELI
Habrá siempre variables incontrolables,
cosas que no dependen de lo que hagamos. Son variables que reducen nuestras
influencias sobre el contexto y sobre las cosas. No nos queda más que aceptar
esas circunstancias, y reaccionar cuando se manifiestan. No es recomendable que
gastemos nuestras energías en esas cosas que no podremos cambiar porque no
están en nuestro control; pero sí, tenemos que identificar claramente y rápido,
cuáles son las variables que podemos controlar.
Esas variables que podemos controlar y dependen
de nuestras acciones, pueden hacer crecer nuestro circulo de influencias. Aquí
si podemos ser proactivos, ya los eventos están en nuestro control y
nuestras acciones determinan esos sucesos y sus resultados.
En esto sí debemos invertir nuestro tiempo
porque son las cosas que podemos cambiar y nos van a brindar nuevas
perspectivas. Todos tenemos una ventana para mirar al mundo, pero no todos
vemos lo mismo. Nuestra mirada depende de los enfoques y la formación con la
cual realizamos el abordaje de lo que estamos observando; depende de las
competencias y capacidades que hemos desarrollado.
Nuestros abordajes y miradas están
configuradas en función de las competencias que hemos desarrollado: de
las capacidades, de las experiencias y de las posibilidades que tenemos de
realizar un enfoque más diverso. La creatividad no necesariamente significa
descubrir nuevos mundos, sino ver lo mismo con ojos diferentes.
Cada interacción con nuestros
colaboradores es una oportunidad para ejercer el liderazgo, pero es
fundamental resaltar que cada acción del líder tiene que ver con su autoliderazgo,
esa dimensión que dicho líder debe encontrar en su equilibrio personal entre
las normas organizacionales y la extroversión creativa del equipo
que pugna por ejercer su empoderamiento; debe tener el equilibrio de no
coartar esas iniciativas ni las motivaciones.
El líder debe transmitir y dar la
confianza suficiente como para seguir inspirando a ese equipo a alcanzar la
madurez. Tiene la responsabilidad del ejercicio de un liderazgo más
presente y asistido, y con más fluidez que aquel que se requiere en los
espacios presenciales. Es un riesgo que el líder debe transitar a la hora de
tomar las decisiones y a la vez, dar la confianza suficiente como para seguir
inspirando a ese equipo en un liderazgo distribuido y la diversidad que le
otorgue la robustez suficiente para funcionar aún en la ausencia de ese líder,
es decir un proceso que los lleve a desarrollar su autonomía y enriquecerse en
sus procesos autoorganizativos.
Las organizaciones están inmersas en estas
realidades atravesadas por entornos volátiles, frágiles y quebradizos, que se
nos muestran crecientemente inciertos y ansiosos, en tramas no-lineales
dándoles así, un marco de crecientes complejidades, interpelado por las
ambigüedades y el desconcierto de lo incomprensible; es necesario entonces que
encontremos marcos de trabajo más agiles y dispuestos a encontrar respuestas
más claras y precisas para retroalimentar nuestros procesos organizacionales.
La búsqueda de estos nuevos marcos
organizacionales y nuevos marcos de trabajo debe contemplar 5 pilares básicos:
·
Consolidar equipos multidisciplinarios
·
Empoderarlos para la toma de decisiones en
base a los objetivos organizacionales
·
Desarrollar una intuición práctica, basada
en criterios de fundamenta y formación para encontrar las oportunidades
·
Inspirarlos desarrollar la madurez del
equipo y fortalecerlos en su autonomía y autoorganización
·
Y es crucial desarrollar la autoconfianza
en cada uno de los integrantes para establecer un adecuado clima de trabajo y
de pertenencia al equipo.
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