ALMA RENACENTISTA


 










Hoy escribe... Fernando Grosso, Director Ejecutivo del CEDELI


Identificamos como "renacimiento" el periodo histórico que se ubica entre los siglos XV y XVI que caracteriza el fin de la edad media (época caracterizada por el oscurantismo y el atraso) para dar paso al inicio de la modernidad.

 

La expresión completa ("renacimiento de las artes y las ciencias") es representativa de una convicción filosófica: que solamente a partir del saber y el cultivo del conocimiento era posible edificar el progreso e impulsar la armonía y prosperidad de la humanidad.

 

El prototipo del "hombre renacentista" era el de un inquieto buscador de cosas nuevas y dedicado estudioso de una amplia gama de disciplinas.

 

Más allá de aquellos aspectos puntuales por el que se fuera reconocido, el hombre renacentista no se confirmaba solo con ello, sino que buscaba enriquecerse en la mayor gama de actividades posible, sintiendo que nada les debía estar vedado.

 

Así, por ejemplo, Leonardo Da Vinci, figura emblemática en este sentido de quien se reconoce su extraordinario aporte a las artes plásticas y sus dotes como inventor, también era un destacado maestro de armas, estudioso de la biología y la fisiología y hasta autor de un tratado de cocina.

 

El alma renacentista era la apertura absoluta y el repudio del encapsulamiento artificial del saber.

 

En épocas de monotonía y un peligroso culto a la "ultraespecialidad" resulta indispensable que nuestros líderes rescaten ese espíritu: la búsqueda, la curiosidad, la mente sin fronteras, la hambruna por el saber en un universo cada vez más divergente y que mayores desafíos presenta.


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