Ni planificar podemos...


 







Hoy escribe... Cecilia Grosso, integrante del Comité Ejecutivo del CEDELI


Me encontré sentándome frente a mi computadora, café de por medio y con la firme idea de redactar unas líneas sobre algo que en este momento ya ni recuerdo. Sinceramente no se bien como, pero me puse a pensar un momento sobre lo que me depararía el 2022, cuales eran mis planes y expectativas. Inmediatamente tomó por completo mis pensamientos el año que pasó y caí en la trampa en la que caen gran cantidad de empresarios, emprendedores y gerentes… Por un momento pensé que ya era imposible, que no valía la pena, planificar.

En una amplia cantidad de situaciones me he encontrado debatiendo acerca de los beneficios y la importancia de la planificación, tanto a nivel personal, profesional y organizacional.

En los últimos años se ha instalado la creencia de que con los tiempos que corren y la vorágine de las organizaciones la planificación resulta imposible y hasta contraproducente. En el caso de Argentina, a esta volatilidad debemos agregarle la complicación de la inestabilidad económica, política y social que nos afecta hace décadas.

En cada conversación en la que el tema sale a relucir reitero lo mismo, el problema no es si podemos o no hacerlo, sino que tenemos un concepto erróneo de la planificación. Cuando ponemos en marcha un proceso de planificación no buscamos “adivinar” el futuro, intentamos predecir por medio de la razón ciertos hechos que pueden suceder en el futuro. El objetivo de la planificación es imaginar diferentes situaciones, escenarios, que podrían suceder con el fin principal de estar preparados. Es decir, saber que hacer tanto ante situaciones tanto favorables como desfavorables.

De este modo, ante una situación que implicara la toma de decisiones con rapidez, nosotros tendríamos de antemano previstos ciertos cursos de acción. En otras palabras, la planificación nos da la posibilidad de analizar situaciones, evaluar riesgos y seleccionar alternativas ante una situación con cierta probabilidad de ocurrencia.

Esperar que la planificación nos ayude a descubrir qué nos depara la vida resulta utópico, sin embargo, utilizar la planificación como medio para reducir la incertidumbre que nos produce lo desconocido es una útil e indispensable herramienta de la que todos los líderes deberían hacer uso.

Los seres humanos, en general, tenemos cierto rechazo a la incertidumbre. Lo desconocido nos da temor y en circunstancias de este tipo no solemos tomar las mejores decisiones. Con lo cual, estaríamos en condiciones de decir que la planificación no solo es necesaria para prepararnos para el futuro, sino que es un recurso indispensable para mejorar nuestro rendimiento.

Cabe destacar que la capacidad de planificar y, por sobre todas las cosas, hacerlo de manera tal que resulte útil, es una capacidad que debemos desarrollar habitualmente para obtener resultados ventajosos.

Después de pensarlo un rato más me permití volver a planificar para el 2022, sabiendo que es probable que no suceda todo lo que quiero, así como tampoco sucederá todo lo que no quiero. Pero con la firme convicción de conocer cuáles serán las elecciones que tomaré ante los diferentes escenarios a los que me pueda enfrentar.


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