La estrategia es nada, el estratega es todo...


 










Hoy escribe... Fernando Grosso, Director Ejecutivo del CEDELI


 

La afirmación que titula este apartado no trata de ser un ingenioso juego de palabras, sino la reafirmación de algo que ya insinuábamos párrafos atrás: lo verdaderamente decisivo en el éxito de cualquier institución es el PENSAR estratégicamente.

 

Siendo más categóricos aún: ninguna formulación será efectiva si su  concepción,  diseño,  puesta en marcha y permanente ajuste proactivo, no se lleva a cabo bajo la conducción de un líder con verdadera capacidad estratégica, o mucho más simple aún: algo tan sencillo como alguien  con capacidad para PENSAR sobre los conflictos, sus alcances y consecuencias.

 

Pensar estratégicamente implica explorar los principios caóticos del entorno, indagar sobre los conflictos de valores y el agotamiento de los paradigmas; comprender la complejidad, cuestionando los supuestos e inventando nuevas condiciones para el desarrollo de la acción.

 

Pensar estratégicamente implica comprender en su total dimensión la evolución de un modelo de desarrollo de la organización, descubrir tempranamente sus límites y momentos de ruptura encontrando el momento justo para actuar.

 

Pensar estratégicamente implica concentrar esfuerzos en las áreas críticas de resultados, dominar la economía del valor, crear superioridad relativa sobre las eventuales fuerzas competitivas y...actuar en forma inesperada.

 

La capacidad de pensar estratégicamente (o de convertirse en un eficaz “estratega”) no es una suerte de don divino, condicionamiento genético o habilidad exclusiva de elegidos, implica simplemente la disciplina de edificar y fortalecer permanentemente un modelo mental alimentado a partir de una serie de ideas rectoras:

 

  • Desde el punto de vista de la CONCEPCIÓN de la estrategia: es decir el conjunto de parámetros que rigen el proceso de la generación de las ideas que sustentan la estrategia:

 

-          Sistemicidad: el pensamiento estratégico es totalizador, contempla la realidad como un todo indivisible e interdependiente. El estratega percibe el entorno que lo rodea a partir de sus múltiples interrelaciones midiendo el impacto de sus decisiones sobre el conjunto de escenario.

 

-          Recursión: el pensamiento estratégico es esencialmente especulativo, se sustenta en conjeturas que se formulan sobre la realidad, los estados de naturaleza y el comportamiento de oponentes racionales. Estas especulaciones son confrontadas en la ejecución y permanente revisión. El estratega debe predisponer su ánimo a un permanente ensayo-error.

 

-          Información e Intuición: el pensamiento estratégico combina la máxima racionalidad con la extrema emocionalidad en el más justo equilibrio posible. El estratega debe utilizar por igual “la mente y el corazón”.

 

-          Orientación al crecimiento: el pensamiento estratégico apunta a crear o  consolidar una posición de supremacía en el territorio en que nos desenvolvemos. El secreto del éxito estratégico es que las decisiones apunten siempre al crecimiento.

 

-          Concentración en habilidades distintivas: el pensamiento estratégico concibe las acciones competitivas a partir de la plena explotación de las verdaderas habilidades distintivas de la institución. No es viable estrategia alguna que no se sustente en aquellas cosas en las que somos “únicos e insuperables”, aquellas cosas que realmente nos distinguen.

 

-          Diferenciación: el pensamiento estratégico se centra siempre en la búsqueda de la diferenciación. En un espacio competitivo, ser igual al resto es no ser nada.

 

-          Simplicidad: el pensamiento estratégico es simple, no compromete acciones de difícil elaboración o cuyas complicaciones intrínsecas obstaculicen la implementación. La idea más simple tiene más posibilidades de ser exitosa que la más complicada (aunque esta última sea “brillante” en su concepción).

 

-          Optimismo: el pensamiento estratégico es optimista (y esto no es una cosa menor). El estratega debe ser capaz de alinear recursos, para esto debe motivar y auto motivarse en forma permanente.

 

  • Desde el punto de vista del DISEÑO de la estrategia: es decir en la elaboración de las decisiones específicas que se establecen para llevar adelante las ideas concebidas:

 

-          Direccionamiento: Las decisiones estratégicas deben estar claramente dirigidas a la generación de un impacto significativo sobre los reales públicos de interés de la organización, partiendo de respuestas concretas y específicas a necesidades explícitas o implícitas de ellos.

 

-          Ventajas competitivas reales: Las decisiones estratégicas deben edificar ventajas competitivas reales. Esto significa que para la prevalencia de nuestra organización sobre sus oponentes no alcanza simplemente con poseer atributos diferenciales, los mismos deben ser percibidos y valorados por los públicos destinatarios.

 

-          Proyectización: Las decisiones estratégicas deben desarrollarse como una cadena de medios-a-fines dentro de proyectos que arrojen resultados concretos susceptibles de medición en el tiempo.

 

-          Masa Crítica: Las decisiones estratégicas deben someterse a un severo análisis de viabilidad en términos de la disponibilidad efectiva de la masa crítica de recursos indispensables para asegurar su efectiva ejecución.

 

-          Sinergia: Las decisiones estratégicas deben apuntar a generar el máximo de sinergia positiva entre los recursos aplicados, procurando su optimización a partir de concentrarse en los puntos de apalancamiento que se constituyen en “llaves del crecimiento”.

 

-          Incrementalismo: Las decisiones estratégicas deben contemplar siempre la alternativa del crecimiento y en consecuencia la escalabilidad absoluta de los proyectos.

 

-          Contingencia: Las decisiones estratégicas deben contemplar los fracasos y la recomposición a partir de los mismos. En otras palabras: siempre hay que tener un “plan B”.

 

  • Desde el punto de vista de la EJECUCIÓN de la estrategia: es decir las acciones que se llevan a cabo durante la implementación de las decisiones adoptadas:

 

-          Iniciativa: en la ejecución de las decisiones estratégicas siempre hay que mantener la iniciativa. No importa lo que pase, la pasividad siempre es letal (en este sentido cobra vital importancia la capacidad para una pronta ejecución de los planes contingentes).

 

-          Economía de recursos: en la ejecución de la estrategia es esencial mantener bajo control los compromisos, preservando al máximo los recursos con los que se cuentan. Desde este punto de vista, por ejemplo, en los “enfrentamientos” competitivos, deberá tenerse en cuenta que la “disuasión” es más efectiva que la acción directa.

 

-          Involucración y Compromiso: en la ejecución de la estrategia, lo más importante siempre es la gente, su compromiso e involucración. Las personas se comprometen a partir de sus sentimientos y en este sentido la construcción de una sólida mística institucional que genere una genuina identidad por parte de la gente es un factor crítico para el éxito.

 

-          Unidad de comando: en la ejecución de las decisiones estratégicas no pueden existir dudas en términos de quien dirige (y quien genera las revisiones cuando son necesarias). La probabilidad de fracaso de una estrategia en su implementación es directamente proporcional a la cantidad de personas que estén involucradas en las decisiones ejecutivas sobre ella.

 

-          Constitución del poder: en la ejecución de las decisiones estratégicas es fundamental el efectivo ejercicio del poder que tenga quien va a conducir la operación, para lo cual deberá asegurarse un adecuado dominio de los dispositivos propios de cada organización en términos de sus coaliciones gobernantes y el “mapa” de poder real existente (recordemos que la estrategia es ante todo política).

 

-          Control estratégico: en la ejecución de las decisiones estratégicas deben existir mecanismos de control efectivos que trasciendan los aspectos meramente operacionales y permitan efectuar un seguimiento sobre los resultados críticos a partir de indicadores claves. La estrategia no es solamente el “qué” y el “como”, sino también el “cómo sé que estoy en el camino correcto”.


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