La madurez de los equipos en el teletrabajo
Hoy escribe... Raúl Volker, integrante del comité ejecutivo del CEDELI
La virtualidad ha permeado todas las
esferas de la vida y está transformando muchos aspectos como la organización
del tiempo y las comunicaciones interpersonales; en este contexto, la
virtualidad se ha convertido en una estrategia necesaria para la competitividad
de las organizaciones, y eso está impulsando cambios importantes en recursos
tecnológicos y en la gestión de la información.
Teniendo esto en cuenta, si decidiéramos
consolidar equipos que decidan trabajar desde lo remoto, el objetivo es que la
virtualidad se convierta en una generadora de valor para la organización al
optimizar todos sus recursos e implementar procesos más eficientes. Entonces,
debemos ver claramente en todo este tiempo, que cosas hemos aprendido. Y
de todo lo pasado, que cosas debemos deshechas, desaprender y que cosas
conservar. Debemos identificar claramente qué tenemos que conservar, que
tenemos que actualizar. Cuáles son los elementos claves que debemos desarrollar
u optimizar.
Y para llevar esto adelante, debemos identificar
algunas acciones de liderazgo para la creación de ambientes
productivos de colaboración. Esas acciones de liderazgo deben tener el
propósito de integrar eficazmente a los equipos de trabajo a distancia,
orientándolos hacia un mismo objetivo. Lograr la madurez de ese equipo.
En este tiempo, fuimos identificando
algunas acciones necesarias para formular equipos de trabajo en la virtualidad
orientados hacia el alto desempeño, pero siempre la primera búsqueda de todo
líder debe ser lograr la madurez de ese equipo de modo tal que aún en la
ausencia de ese líder, se logren resultados superadores.
Hablamos de ser un líder necesario,
pero no indispensable. Un equipo maduro es ese equipo que logra los
resultados, aunque el líder no este. Un facilitador para que las cosas sucedan
y se puedan crear el ambiente para un alto desempeño en lo personal y lo
profesional.
Pero además aprendimos, que para lograr
eso, el líder debe desde un comienzo, ejercer un liderazgo resiliente para la
gestión de las angustias y frustración, adoptando nuevos elementos y
adaptándose a los nuevos contextos laborales, para crear sentido de equipo.
Como líderes de equipos trabajando en la virtualidad,
uno de los principales desafíos consiste en superar la barrera de la distancia
para evitar el riesgo de desalineación y falta de colaboración; es
imprescindible fomentar la confianza y la participación de todos los
integrantes. Es vital revisar todos los objetivos y aclarar los roles de cada colaborador.
Este simple hecho ayudará a ratificar el papel de cada integrante quien, además,
será el impulsor hacia el vital sentido de pertenencia del equipo.
Para los entornos virtuales, se hace
necesario establecer nuevos ritmos de trabajo y un nuevo estándar de desempeño.
Ganar agilidad en los ritmos de trabajo es importante para tener éxito en
esta nueva etapa de gestión de los colaboradores situados de forma virtual. Es
determinante establecer nuevos horarios de reuniones y acostumbrar al equipo a
establecer otras rutinas de trabajo. Darle habitualidad a las cosas que hacemos
pensando en el “para qué las hacemos”.
En este sentido, cuando monitoreamos el
progreso de lo que hacemos, debemos ser flexibles y no alienarnos en el por qué
hago las cosas, sino en alzar nuestra mirada en el para qué hago las cosas. El
para qué me da una mirada prospectiva y no hacia el pasado.
Consolidar las bases de para qué hago lo
que estoy haciendo, nos ayuda a ganar agilidad en los ritmos de trabajo y
aceptar que se van a producir cambios frecuentes por lo cual debemos ser
flexibles y reorganizar los roles de forma continua.
En la dirección de lograr la madurez del
equipo, es conveniente trabajar en el desarrollo de un liderazgo compartido para
evitar que se generen cuellos de botella; gestionar los equipos de forma
eficiente requiere aprender a delegar redefiniendo roles y empoderando a quienes
tienen las distintas capacidades para lograr nuestros propósitos.
Pero en este mismo sentido, no podemos
dejar de identificar claramente las fragilidades de aquellos que más dificultad
tienen para adaptarse; cada colaborador tiene su propia personalidad y cada equipo
de trabajo presenta casuísticas especiales en cuanto que puede ser que haya
personas que por su situación familiar o bien por su edad tengan más
dificultades para adaptarse a la nueva forma de trabajo virtual. Lograr el bienestar
de los miembros del equipo es fundamental para obtener su compromiso. Al respetar
los tiempos de descanso, y asegurando la salud física y mental de cada uno de
los integrantes, fomenta que el líder sea respetado y valorado. Si además el
líder establece los límites y condiciones para el desarrollo del trabajo de su
equipo, ganará mucha más confianza.
Para garantizar que todos estos elementos
estén presentes en la acción de liderazgo, es necesario comunicar más, pero sin
sobrecargar a los equipos con mensajes constantes y monótonos. Para establecer
una comunicación estratégica con el equipo en la virtualidad y a la vez
establecer un liderazgo compartido, se debe ser creativo y crear los climas
para las conversaciones poderosas.
Comentarios
Publicar un comentario