Complejizar la mirada en búsqueda de lo real
Hoy escribe... Raúl Volker, integrante del Comité Directivo del CEDELI
Vivimos
en un mundo en plena diversidad de pensamientos y conocimientos, pero es un
mundo único donde cada ámbito de actividad nos implica a los demás; entonces,
ya no es posible admitir a la realidad como objetiva y como algo que ya está
dado. Hay sin lugar a duda, una evolución de nuestra relación con lo real, y
esa evolución se encuentra cargada de consecuencias.
Desde
Newton y Descartes buscamos la simplicidad y un universo de fundamentos que le dé
estructura a nuestro pensamiento, pero hoy debemos rendirnos ante la evidencia
de que no importa la escala desde la cual emprendamos nuestra mirada, desde las
partículas más elementales hasta la naturaleza macro cósmica, ya no nos
responden adecuadamente los paradigmas de la racionalidad clásica.
Hoy
asistimos a una reconceptualización y remodelización en el estudio del mundo
natural. Desde lo tradicional nos acostumbramos a clasificar a los fenómenos en
reversibles e irreversibles o en deterministas y aleatorios; pero hoy el
problema está en la importancia que le atribuimos a cada una de estas
categorías y aquí es entonces, donde debemos modificar nuestros puntos de
vista.
Para
nuestra ciencia clásica, los sistemas se comportaron siempre como reversibles y
deterministas como un modelo conceptual desde donde corroborar la realidad en
el paradigma clásico. Un mundo que funcionaba como una naturaleza simple,
reversible y determinista que hoy encuentra tres eventos que lo interpelan
desde sus fundamentos: las partículas elementales son inestables en su mayoría
por lo que no se constituyen como un soporte permanentemente estable como lo
sugería la teoría atomista; la cosmología nos muestra un universo atravesado
por estructuras cada vez más complejas, y los fenómenos químicos y biológicos
nos muestran todo el tiempo factores llenos de casualidades y altas irreversibilidades.
Es
entonces como decimos que, el determinismo de lo clásico se sustancia en las
idealizaciones de la creencia en que la realidad puede reabsorber nuestras
ideas y que solo es real lo que tenemos en nuestro intelecto, ignorando
entonces lo que verdaderamente ocurre.
No
podemos negar la disipación de las energías, ni los procesos entrópicos y los
reequilibrios neguentrópicos, por lo que podemos decir que debemos invertir
nuestras perspectivas porque tanto las leyes naturales y lo reversible que
conocíamos de la racionalidad clásica, son, en definitiva, excepcionales.
En el
mundo físico las cosas son menos manipulables de lo que pensábamos, y sucede de
igual modo con las sociedades humanas. En cualquier modelo deben tenerse en cuenta
las fluctuaciones y autoorganizaciones que alteran las condiciones en que se
están desarrollando las interrelaciones dentro de esa sociedad, dando lugar de
esta manera, a cambios estructurales desde donde emergen nuevos
comportamientos, y así a su vez, estos dan lugar a nuevas formaciones y
estructuras.
Tal es
así, que no siempre se hace posible reproducir las condiciones iniciales de un
sistema porque esas mismas condiciones iniciales forman parte de la dinámica
compleja de los sistemas de donde este emergió.
Siempre
entonces nos vamos a encontrar con un equilibrio termodinámico, el máximo de la
función entrópica y un contexto de caoticidad que nos exige cambiar nuestras
perspectivas hacia entornos de fluctuaciones, bifurcaciones y no linealidad en
un modelo de interrelaciones que fluyen en una estructura funcional con la
configuración de un flujo-función-estructura.
Vistos de
esta manera, una sociedad es un sistema no lineal donde lo que hace cada
individuo repercute y se amplifica; es una no linealidad donde se intensifican
los intercambios diversos. Levi Strauss hacía referencia a las sociedades como
sociedades “reloj” o las sociedades “máquina de vapor”, aludiendo a las
sociedades reloj en aquellas donde reinaba el determinismo y la repetición como
en una sociedad de hormigas, mientras que en una sociedad máquina de vapor
están presentes la degradación y la desigualdad. Nuestras sociedades se ven hoy
globalizadas y en un incesante intercambio de informaciones, materias y
energías que vemos en términos de la física del no equilibrio.
Con la
COVID-19 nos encontramos en una coyuntura desde la cual han surgido nuevas
estructuras y nuevos flujos sin que se haya encontrado su inserción social para
esas estructuras en arreglos adecuados para procesar esos flujos. De ahí
entonces un gran malestar y las profundas angustias en todos los niveles.
Se suele
hablar de crisis sin apreciar su sentido del cual cada individuo siente que las
nuevas estructuras proporcionales deben abrirse paso en el mismo tiempo y
espacio con arreglo a los flujos estructurales que le corresponden. Acaso hemos
adquirido un conocimiento sin precedentes acerca del mundo físico, químico,
biológico, psicológico y sociológico, donde los mitos son rechazados bajo las
luces de la racionalidad clásica; pero, sin embargo, persiste el error y la
ignorancia acerca de los términos centrales de la vida.
Los
errores nos surgen en el modo de organizar nuestros saberes en sistemas de
ideas parciales y especializadas; las amenazas que enfrenta la humanidad están
ligadas al progreso y las manipulaciones de lo natural y los desarreglos
ecológicos. Esa ignorancia y esos errores tienen su génesis en nuestra
incapacidad por reconocer la complejidad de lo real. Se nos hace imprescindible
una radical toma de conciencia donde todo conocimiento opera desde el comando
de unos principios “suprablógicos” que organizan nuestros pensamientos en
paradigmas y que gobiernan nuestra visión del mundo sin tomar conciencia de
ello. Dada esa inconciencia, nuestros prejuicios, nuestras pasiones, y nuestros
intereses, están en juego por delante de nuestras ideas, y no alcanzamos a
comprender cabalmente la naturaleza de ese mundo porque no alcanzamos a
percibir su compleja trama.
Debemos entonces, evitar la perspectiva de la visión unidimensional del paradigma de simplificación, de la disyunción, la reducción y la abstracción que desarticula al sujeto en su pensamiento, para comprometernos en la aventura de un abordaje integrativo, ecologizado y transdisciplinar de la maravillosa naturaleza de la que somos
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